sábado, 15 de diciembre de 2012

Me dicen gorila


Que extraño, antes era argentino, ahora me dicen "gorila", ¿Será porque no pienso como piensa el gobierno? ¿Porque amo la libertad? ¿Porque quiero elegir que diario leer, que radio escuchar o que programa ver en la televisión? 

¿Cual será la razón? no lo sé, ni tampoco me importa demasiado si del otro lado encuentro gente que impone sus convicciones, que se ofende si alguien dice algo que no va de acuerdo a lo que ellos quieren, y mucho menos me va a importar si su mensaje quiere inundar el país de norte a sur y de sur a norte, escrachando, golpeando e insultando a quienes no están de acuerdo con sus intenciones.

Me va a importar la opinión de quien tiene respeto por el otro, de quien se dirige con altura y no rebajando para sentirse por encima de los demás.

Lo que digo; lo digo con total convicción, me importa poco si a alguien le cae mal, ¿ Que me harán? ¿meterme preso? ¿perseguir mi familia? ¿matarme? ¿o acusarme de algo que nunca hice?

Me dicen gorila y yo nací allá por el año 1956,ya no estaba Perón en el poder, quizá se me pegó algo de los gorilas de turno, aunque mi padre era peronista, me dicen gorila y yo era un niño pobre que crecí trabajando en una casaquinta de Boulogne Sur Mer, donde antes de ir a la escuela ya conocía el sacrificio del la labor en la quinta de verduras.

Crecí en alpargatas, sembrando la tierra y sabiendo lo que es comer pan duro, fui a un colegio de niños pobres y mis compañeros de aula eran niños de una villa de emergencia de allí nomás.

Me dicen gorila y supe lo que es compartir el hambre y ver la necesidad desde muy cerca, buscar plantines de tomates en la quema de Boulogne y compartir necesidades con niños aún más pobres que yo.
Me dicen gorila y yo manejaba el carro y el caballo, corría detrás del arado y comía pan tostado con aceite porque la manteca escaseaba en casa, no supe lo que era tener televisión y a veces ni siquiera heladera, pero me dicen gorila.

Supe lo que es trabajar desde chico y ya como adolescente afrontar el yugo para ayudar a mis padres, estudiar nocturno después de once horas de labor y renunciar a mis aspiraciones de seguir una carrera por necesidades económicas.

Me dicen gorila y sin embargo fui más militantes que muchos que hoy solo opinan en los foros con nombres falsos, yo trabajaba en la fábrica Nestlé y a los veinte años pertenecía a un grupo marxista cuando Videla y la junta militar se apoderaron del poder de la Nación Argentina, pero me dicen gorila.

Pasé por infinidades de controles policiales y me reunía a escondidas con mi compañeros de grupo tratando de ir detrás de alguna quimera, lejanamente prometida y claramente reprimida, sin embargo me dicen gorila.

Me dicen gorila y yo pasé largos años de mi vida trabajando, crié seis hijos con educación y ejemplo de esfuerzo y sacrificio. Pasé privaciones, hambre, estuve sin trabajo, me fundí en la crisis de Alfonsín y terminé recolectando chatarra para dar un pan a mis hijos;  volví a levantarme y continué en la lucha, pero me dicen gorila.

Hice mi casa con esfuerzos, haciendo de albañil, plomero y electricista por no poder pagar mano de obra, mi automóvil es un Ford Falcon modelo 1979, y me gano la vida con mi trabajo de bobinados de motores, reparaciones y electricidad en casa. Y sin embargo... me dicen gorila.

Colaboré con la sociedad como visitador carcelario durante más de veinte años, sin pedir un peso a nadie, visité cárceles y comisarías con la única intención de ayudar a muchos jóvenes delincuentes a re-insertarse en la sociedad , pasé por una puerta de el Servicio Penitenciario y salí por la otra sin que ellos siquiera se dieran cuenta que un hombre pasó por ese lugar con una única petición: un permiso para ayudar. Conocí muchos jóvenes delincuentes, algunos los visité en sus hogares, ayudé a sus familias, les hablé y los convencí que había una vida mejor que delinquir. Sin embargo, me dicen gorila.

Me dicen gorila porque no pienso igual, porque soy áspero en mis respuestas y me revelo contra la impunidad. Porque odio la corrupción, y porque amo un diario que la denuncia, aunque al diario le digan golpista.

Quizá me digan gorila porque no odio a los yanquis, ni a los judíos, porque aunque pasé vicisitudes en un lugar rodeado de casaquintas, no odio a los de Barrio Norte, porque cuando era niño no poseía un portafolios para llevar mis útiles a la escuela, por lo tanto los llevaba en la mano, y no por eso odio a los de clase media, ni odio a los que tienen autos modernos, ni casa amplias; aunque mis hijos saben progresar con sacrificio.

Quizá me digan gorila porque no me conocen, no ven mi vida sencilla, ni que vivo frente a un arroyo, quizá por que soy filoso en mis respuestas, o porque soy penetrante y lo que digo lo digo porque viví, y porque sufrí. 
Porque ningún gobierno me dio una respuesta y tampoco este. No me cabe el discurso de Chavez, y Fidel da vergüenza ajena. Porque amo la libertad de los pueblos; pero no la libertad condicionada.

No me paga Clarín, no me pagan los yanquis, no me paga nadie, solo las personas a quienes les hago un trabajo. Lo que digo, lo digo porque tengo convicción de lo que afirmo y porque tengo suficiente valor para no tener miedo porque el temor es el arma más poderosa de los tiranos.