martes, 11 de diciembre de 2018


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Protocolo: de gatillo fácil y vestiduras rasgadas


Como una fresca brisa que trae alivio en un verano ardiente, cayeron las palabras del protocolo de seguridad de la ministra Patricia Bullrich en nuestra sociedad, tan golpeada por el “gatillo fácil” de los delincuentes. Hubo alivio por lo menos un día ¿Cómo es posible que una sociedad se sienta aliviada detrás de una cortina de balas? Claro, si vemos que la gente muere todos los días por manos de delincuentes entenderemos por qué la sociedad siente que será defendida de las balas de los delincuentes, únicamente con más balas.
Pero de pronto, como un baldazo de agua fría, aparecen los dichos de Lilita Carrió, rasgándose las vestiduras como si en este país hablar de asesinatos y muertes fuera tabú. Invocando a los Derechos Humanos, quienes los ciudadanos honestos sienten que tales derechos no parecen representarlos.
Sin embargo, como si fuera poco, se suma un nuevo ingrediente, que no es nada nuevo: el gatillo fácil. Nunca el argentino puede encontrar el equilibrio en estos temas. Deberían tratarlo en un contexto aparte, porque la ciudadanía no tiene parte, pues existen muchos policías corruptos, pero no todos y, no tiene por qué pagar el ciudadano común con su vida el hecho de que se haya contaminado tanto la institución. Es sabido que el policía corrupto asesina para limpiar sus chanchullos. También que los problemas de las instituciones se deberían arreglar puertas adentro y no echar esa pesada carga a las espaldas de la ciudadanía.
Carlos Polleé letrasjema@gmail.com