Candela, la Nación llora por ti, niña, tan fresca y tan radiante, el dolor te llamó temprano y cruel, acovijandote en su misterio y trama.
Inocente, como una flor en un verano bochornoso, como una tenue luz que parpadea en una oscura velada de infortunios.
Ayer te vi, cruzando sobre valles de esplendores y agitando tu elegancia de niña jugetona y descuidada, venida al mundo a corretear como si fuera un juego.
¡Que rápido el despertar se aproximó a tu ventana! ¡Que augurios turbulentos de complicidad y espanto arrebato tu grata inocencia y te cubrió del trágico mamarracho del destino!.
Candela hoy guardo silencio por tí y en mi interior anido un duelo, acongojado y triste, por esa niña de las que todos hablan, de las que todos dicen, que conocí en los medios, pero que es la niña argentina que nos hizo llorar a todos, sin más palabras que las que lleva el viento.
(Autor Charlypol, para Candela)
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