viernes, 14 de junio de 2013

Un gobierno sin timón

La jerga política puede parecer muy buena en los debates, y entretenida para quienes, mate en mano y dinero del estado, se la pasan todo el día confrontando. Pero cuando la realidad te golpea con un accidente como el choque de trenes, te das cuenta que la polémica no es gobierno.

Tipos como Luis D´Elía quien fue un piquetero ocupado en pedir bolsas de comida en los supermercados y hoy habita una mansión en un barrio privado y dice tantas barbaridades que al escucharlo, quienes tienen la desafortunada desgracia de escucharlo, la conclusión que uno saca es: "Por tipos como este existen las guerras". Y esta sostenido económicamente por el estado.

Uno escucha a una presidenta decir tantas barbaridades, como que la diabetes es una enfermedad de la gente rica, o cuando afirma que mientras ella este en el gobierno no se tocará un solo árbol, mientras topadoras arrasan montes enteros en el Norte Argentino, uno se da cuenta que cuando la política es solo una cuestión de: "polémica en el bar" y la realidad va por otro carril, no sirve.

Pero cuando el broche de oro de toda cuestión es un tren descarrilado con gente adentro, ya sea accidente, tragedia o como se le quiera llamar, cuando hay personas muertas, heridas, mutiladas, familias echas pedazos. Una vez más uno se da cuenta que la política de : "polémica en el bar" no sirve para nada.

Nada hará que viva con seis pesos al día por más que Moreno lo haga imprimir en globos, y nadie creerá que Clarín miente mientras los trenes sigan chocando por falta de mantenimiento y reparaciones, porque el dinero de las inversiones ya se han ido por otro carril.

Nadie creerá a Randazzo cuando habla de atentado, porque "en boca del mentiroso lo cierto se hace dudoso" pero uno si le cree a la gente cuando se expresa desde el corazón o desde el dolor, como los padres de Lucas que murió en el accidente de Once.

Cuando el gobierno perdió el timón, cuando nadie le cree, cuando la realidad te golpea y la política empieza a ser una cuestión de vida o muerte, que tiene que ver con el ciudadano y en su día a día, con su ida al trabajo y en saber si va a volver a casa, en salir a cobrar el jornal sin saber en que esquina le van a robar o lo van a asesinar.

Entonces la política deja de ser la política de los intelectuales, de los mediáticos, de los polémicos, y se convierte en una política que harta, que asquea, y empieza a verse los cartelitos en los paredones del Facebook, que dicen : "me das asco" y tienen más efectos que los globos de Moreno y su política de seis pesos.

Cuando la política no es para la gente sino para unos cuantos, da asco, y cuando se pretende gobernar un país sin pisar la calle, también da asco, sin entrar a un supermercado y pretender vivir con seis pesos, no se viaja todos los días colgado en los trenes sin mantenimiento, cuando se vive en una burbuja mediática y se gastan millones en propaganda política mientras la gente queda a merced "la buena de Dios" La conclusión es: "da asco"

  












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