martes, 15 de febrero de 2011

Argentina, el país confución


Cuantas muertes más habrá que lamentar por cada delincuente suelto o protegido por la mala interpretación de los derechos humanos. El caso de Diego Guardo de 34 años de edad, alias "el sucio" es un claro ejemplo de lo que estamos diciendo.

Muerto en un tiroteo con la policía en la localidad de Los Polvorines, resultó ser el mismo sujeto que hace diez años atrás tuvo como escenario una toma de rehén en una estación de servicio en el partido de General Rodriguez.

En aquella oportunidad no estábamos acostumbrados a tanta delincuencia y tal es así que el noticiero transmitió la escena hasta las cuatro de la tarde aproximadamente, momento en que este sujeto fue apresado por un policía de civil que simulando ser un fotógrafo se acercó y al darse cuenta que el delincuente se había quedado sin balas en la recámara de la pistola, de tantos disparos que hacía para amedrentar, se le abalanzo encima y lo sujeto para ser detenido.

Ahora resulta que este sujeto, muerto ayer, es el mismo de aquella toma de rehenes y además todo parece señalar de que se trata también de uno de los integrantes del asalto a un blindado en Panamericana con el triste saldo de dos policías muertos.

La pregunta es: según las leyes argentinas, ¿Se debe resguardar la vida de un delincuente a costa de cuantas vidas de civiles y policías?

Se entiende que existan los derechos hacia la vida de un delincuente; pero eso debe ser cuando no se pone en la balanza la vida de otras personas, el delincuente elige el riesgo, la adrenalina y posee un bajo valor por su propia vida, el civil elige la tranquilidad, la seguridad aún a costa de perder sus bienes materiales para no salir lastimado o poner en riesgo a su familia.

Este delincuente apodado "el sucio" ¿No debería estar preso por aquel asalto en General Rodriguez, en la que puso en riesgo la vida de un civil a quien tomó por rehén? Sin embargo estaba libre, aparentemente tuvo que ver con la muerte de dos policías y quien sabe en estos diez años de cuantos hechos delictivos más habrá sido protagonista, hasta al fin acabar con su propia vida en un enfrentamiento con la policía.

¿Cual es el razonamiento de los jueces garantistas?, ni siquiera al mismo delincuente protegen, y habría que sacar la cuenta: ¿Por cada delincuente "protegido" cuantas vidas de inocentes habra que lamentar?

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